14 Días en el Vacío

¡Querida Lourdes!

Apenas dos semanas trepidantes, con sus días veloces de amargas horas desde tu tan inesperado como infinito viaje. Tantos sin sentidos de un “puzzle” ininteligible desde el prisma de la razón humana.

Te marchaste así, un día cualquiera donde no tenía que pasar nada diferente a lo de todos los fines de semanas; la familia unida y a disfrutar del sol, del campo y del tiempo con los niños. Hasta aquí la tranquilidad de nuestra naturaleza humana incapaz de asimilar lo que pasa sí uno no vuelve.

Todo es negror y al no comprender cómo y porqué se paró tu reloj. Muchas son las preguntas sin respuestas y el simbolismo de todo este impredecible tormento que no responde a nuestras suplicas. Imposible descifrar este mensaje estéril y demasiado cargado de rechazo a la coherencia. Nos sobrepasa y sigo preguntándome a cada instante qué se puede sacar de todo esto.

Lourdes, no es fácil ver nada más que tu propia luz; tu grandeza humana que ahora veo tan especial como madre, como hija y como esposa de mi hermano; también como hermana y amiga de las muchas personas que te quieren. Ninguna fiera, ni ninguna fuerza de este Mundo, tampoco ningún “monstruo” de la imaginación, sería nunca capaz de causar tanto dolor como el desgarrador abismo de tu ausencia.

Creo sinceramente que este viaje tuyo pueda ser gozoso para ti, y quiero ver la forma de que a nosotros no nos lleve a “ninguna parte” en mi afán por ordenar recuerdos, imágenes, sentimientos y caricias con palabras compartidas; sino que nos debe llevar a algo mejor por Ti. Buscaré la forma de volver a hablar contigo, pero mientras tanto, lo único que puedo hacer es escribirte.

Precipitarse al vacío ha sido desde el principio de los tiempos la peor “pesadilla” de los seres humanos. Todos sabemos como la fuerza de la gravedad actúa siempre sobre nosotros y no sólo nos atrae al “centro de la Tierra” sino que nos empuja también al final de cada uno de los días donde uno de ellos nos lleva, inexorablemente, a otro amanecer distinto. En ese instante no vale arrodillarse frente al rey del cielo y pedirle el portentoso milagro de “otro momento”.

No, esto no funciona así, lo tengo muy claro pues ningún momento es mejor; y además nadie puede aguardar su propio Fin. Sucede sin más, en la mayoría de nosotros no existe aviso a lo mejor premonición, pero eso es algo tan íntimo… que todos pensamos en arreglar “cosas” para ese momento, dejándolas para cuándo se acerque la hora y esa hora te suele asaltar sin retorno. Nadie es inmune a estos pensamientos que nos deben ayudar a ir amueblando nuestras vidas.

No pretendo cambiar el mundo y soy consciente de la profundidad de este pozo, pero puede servir para  evitar un paso atrás en la Fe ante la inmensidad del instintivo rechazo a la muerte. Resulta imposible prepararse para una grieta inmaterial, un agujero de sombras en el alma que sólo Dios puede zurcir con la calma del amor. En esto Lourdes es una campeona y un gran ejemplo para todos.

No es fácil aceptar esta pérdida donde estamos; en un punto muy difícil de medir por simples humanos. Nuestra inteligencia no nos hacía ver ese preciso “click” que apaga y enciende a la vez. Un escenario fuera de nuestro razonamiento. Hace sólo 14 días estabas aquí, de donde espero que tampoco te marches nunca, y los mismos que nos separan de lo material para unir más el espíritu de VIVIR para no se sabe cuánto tiempo… muy difícil.

Quizás la ESPERANZA repose muy cerca de tu descanso y puedas vernos a tu lado entre el naranjo y el pozo, donde el agua llovida en tu regazo haga florecer las primaveras. Donde tus cantores pájaros te hagan rezos de amor con sus trinos incesantes. Lourdes, se que estás aquí, puedo oír tus palabras para que no seamos débiles y no fallemos en tu empeño. Los niños son maravillosos; ¡cuánto disfrutaste de ellos!, tanto que están llenos de ti. Estamos llenos de ti y ellos nos hacen sentir que siempre se puede hacer algo más. Que juntos somos la fuerza de un desbordante mar de millonarias gotas que unidas son la furia de un océano, pero que separadas se evaporan.

La pureza de tus hijos es la luz de la ilusión y sacaremos lo que no tenemos, lo que más nos cuesta… otro tiempo de cada uno de nosotros para hacer algo más que quitar hojas a la vida.

Siempre es buen momento para mandarte un beso corazón.

Hasta luego preciosa

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