Cadena de orillas

Como cada noche me he sentado a la mesa para cenar y ellas han tardado un poco más de lo habitual. El primer pensamiento es para la ausencia, es decir la falta de compañía que conocemos por soledad. No es fácil de explicar pero lo voy a intentar. Puedes estar entre muchas personas y no estar acompañado sino en soledad. Acompañamiento es un “querer” estar cerca aún sin hablar. Es una predisposición interior del espíritu para “arropar” al otro y no sólo en sus carencias sino también en la abundancia de ideas, de pensamientos y/o sentimientos. También se puede estar sin compañía y no sentir la soledad pues existe una conexión interior que transciende a la distancia material. Lo espiritual no se puede separar de uno mismo, es imposible, al constituir la la esencia de lo ÍNTIMO, del propio yo que te acompaña para siempre. Ahora bien, la peor de las soledades es esa, la de no sentir tu espiritualidad, tu yo interior que algunos llaman conciencia y que a mi me gusta llamar alma, quizás por mi condición de creyente.
MayteVolvemos al principio, al estar uno consigo mismo y en un instante, que en mi caso coincide con dejar de hacer mis cosas y Ohhh!!!. Sientes que no están, que llevas horas contigo pero en este infinitésimo de segundo, no están. Y tu mente es más rápida que un trueno arrasador!!!
No están, parece que tardan…
El coche, ademas es de noche y la famosa frase:
¿ les habrá pasado algo ? Y dices, tonterías las dos llevan teléfono, es imposible… Y se hace una reconocible obscuridad para todos los que hemos sentido ese desgarrador “disparo”. La pérdida de bajar al infierno en vida, pues para visitar el peor de los infiernos no hace falta morir…
Solo perder el amor es similar a la muerte.
Evanescentes segundos que se hacen horas, días o la eternidad y miro esta mano con la que escribo, con la que alimento este cuerpo y con la misma que se curar y acariciar a mis seres queridos. Aprieto el puño buscando lan fuerza como un rayo que despeja el negror de las tormentas con su luz temerosa, pero luz que rompe la noche como ellas rompen la soledad. Despacio, sin hacer ruido, llegan sigilosas con naturalidad como el murmullo del mar rompe en la playa, despejando el negro fulgor de esta absurda ansiedad que alguna vez viene para recordarnos que todo lo que tenemos es prestado y pasajero, que tienes que saber disfrutarlo y que la felicidad no es conseguir cosas sino saberlas compartir, nada te llevaras de aquí. Vivir el amor es vivir la compañía del alma, hasta en la propia ausencia de quienes amas. Ellos siempre están contigo y esa es la dicha de este mundo, lo que hacemos juntos día a día.
Hoy también siento el corazón de quien me regaló la vida como quien te hace un verso enamorado, generoso en sus rimas donde todas las palabras se alzan para unir mil bordes y mil cortes abiertos en esta cadena de orillas, gracias Mamá.
Entonces siento el coche, ya están aquí..de repente todos los miedos mueren como monstruos vencidos por héroes y gigantes buenos que con su luz cegadora, fustigan la espera encarnecida. Con ellas vuelve la magia del destino y se fortalece lo poco que valoramos los tesoros que tenemos poco apreciados. Todos los temores se desvanecen y no sólo quedan sepultados en lo más hondo del sufrimiento sino que vuelve al hogar la alegría de vivir en compañía del Amor.

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