Ordenadores en el Aula

Hace tres lustros Extremadura se ponía a la cabeza en innovación aplicada al sector educativo. Los equipos informáticos llegaban a las aulas extremeñas. Los escolares asistieron al cambio de los viejos pupitres (una mesa y una silla) por unos nuevos soportes, más grandes, en los que dar cabida a todos los elementos de cada ordenador. Fuimos admirados: “Extremadura se coloca a la cabeza mundial de ordenadores por alumno” publicaba el diario El País, en marzo de 2003. En la información podía leerse: “Un pupitre, dos alumnos y un PC. No se trata de Estados Unidos, sino de Extremadura. Esta región española se coloca a la cabeza mundial de ordenadores por alumnado de enseñanza secundaria. En Extremadura, a partir de los 12 años, en todas las aulas, cada dos alumnos compartirán un pupitre que lleva incorporado un ordenador. Los responsables de Educación tienen previsto terminar la instalación de los pupitres en mayo. Introducir 45.000 nuevos ordenadores en las aulas, le ha costado a la Junta de Extremadura 61 millones de euros”.

El software libre, llamado Linex, fue la palanca que sirvió para que los ordenadores funcionasen sin tener que pagar las costosas licencias a las grandes compañías del sector. Todo un logro. Extremadura salía de su tradicional atraso para dar lecciones al mundo entero con su propio sistema operativo. El Washington Post se hacía eco de estos hechos. El presidente Rodríguez Ibarra no podía estar más satisfecho.

En junio de 2016, la consejería de educación comenzaba el proceso para sustituir los setenta mil equipos informáticos que han quedado obsoletos. El cambio tecnológico hace necesario su cambio y para ello se van a destinar cuarenta millones de euros, en su mayor parte procedentes de fondos europeos Feder.

Pero por encima de esto, deberíamos analizar el impacto que la revolución tecnológica ha tenido en nuestro sistema educativo. Hablo del nuestro: del extremeño. Quizás sea el momento de valorar la inversión que se ha hecho para transformar la manera de transmitir los conocimientos desde la enseñanza. Todo un cambio que no ha dado los frutos esperados.

A la vuelta de los años no salimos muy bien parados en los informes PISA, que son los que habitualmente se utilizan para valorar la calidad del sistema educativo. Por otro lado, los informes de la OCDE revelan también algunas cuestiones que hay que tener en cuenta:

  • En primer lugar, que la relación entre el uso de los ordenadores en la escuela y las notas de los alumnos refleja cómo los que viven completamente ajenos a la tecnología no sacan tan buenos resultados como los que usan las pantallas de forma moderada. Pero, cuando hay un uso por encima de lo normal, las notas vuelven a bajar.
  • En segundo lugar, se constata que aquellos que pasan mucho tiempo conectados a internet se sienten más marginados en el colegio, llegan más tarde a clase y faltan más a la escuela que los que usan la Red con moderación.
  • En tercer lugar, que los que encabezan el ránking -Singapur, Corea, Hong Kong, Japón y Shanghai (China)- son precisamente los que tienen los más altos porcentajes de alumnos que no usan internet en el día a día de su escuela. “Muchas de las habilidades esenciales para hacer búsquedas en línea también pueden enseñarse y aprenderse utilizando las técnicas de lectura normales y análogas”, recuerda la OCDE. Estos países, de hecho, tienen también buenas notas en la lectura de textos impresos convencionales.
  • Y, en cuarto lugar, hay una decena de países que han hecho un esfuerzo importante en los últimos años por llenar de ordenadores los colegios y que, de forma paralela, han visto como caían sus resultados en matemáticas en los últimos años. España no está entre ellos: en nota ni subimos ni bajamos, aunque tenemos más hardware que antes.

Del primer informe de la OCDE sobre la tecnología en el aula podemos decir muchas cosas importantes que confirman que la crisis de la educación viene determinada por un déficit de atención y de motivación, más que por falta de inversión en lo que llamamos revolución digital.

Nuestros alumnos van a la cabeza en conectarse a la red, hasta el punto de que el 73% de ellos usan ordenadores en el aula; un porcentaje similar al de la OCDE. Tocamos a 2,2 estudiantes por pantalla, cuando la media está en 4,7. A esto se añade que el 33% de los alumnos españoles se pasa al menos cuatro horas “on line” los fines de semana y exactamente el mismo porcentaje no utiliza internet durante un día de colegio normal. La media de uso en la escuela es de treinta y cinco minutos diarios, diez más que en el resto de los países. La mayoría de los alumnos se inicia en la Red entre los siete y los nueve años, que es lo habitual.

El Director de Educación y Habilidades de la OCDE, Andreas Schleicher, defiende que “si queremos alumnos más inteligentes que sus smartphones, hay que reflexionar seriamente sobre las pedagogías que estamos utilizando para educarlos”.  Sin duda, la tecnología puede ampliar los efectos de una buena docencia, pero una buena tecnología nunca puede reemplazar a una mala docencia.

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